Aún corren por mis mejillas lágrimas cuando veo lo que viví en el atrio el viernes por la mañana. Esto es estar en la gloria, y quien no sepa que es la Esperanza, que vea el video y se le quitaran todas las dudas.
Y después de unos minutos de gritarle melodiosamente a la Esperanza que Ella es la Madre de Dios y darle las gracias por bajar a Sevilla y llamarse Macarena, una gran lluvia de petalos a la Señora de Sevilla.
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